22/7/16

Hoy para comer tenemos: Arroz al horno de pescado



¡Bienvenidos, Habitantes de La Madriguera!

Hoy os traigo receta nueva, en este caso, por petición de @PapáBichoRaro, que la está esperando como agua de mayo.
Así pues y en su honor, Hoy para comer tenemos: Arroz al horno de pescado.

Éste es un plato valenciano, que no sé si os he comentado alguna vez que parte de mi familia es de aquellos lares, motivo por el cual nuestro recetario habitual está plagado de platos de la zona. Aunque la verdad, soy muy ecléctica culinariamente hablando (bueno y en otros aspectos también, pero ese es otro tema) y cocino platos de diversas culturas gastronómicas, como por ejemplo ramen japonés que está buenísimo (ya os pondré la receta en otra ocasión si os apetece)

Pero volvamos a la receta que nos ocupa hoy, que nos desviamos del tema. Es un plato bastante sencillo, pese a lo que pueda parecer. La única complicación es cogerle el punto al arroz, que no se quede duro ni "esclatat" (creo que es una expresión valenciana) es decir, que no se nos quede pasado, con aspecto de palomitas de maiz. Si vais a invitar a comer a un valenciano muy valenciano, tenedlo muy muy en cuenta, que el punto del arroz es importantísimo. ¡Un arroz que no esté suelto y esté pastoso es un sacrilegio!
Y ahora vamos a ponernos manos a la obra con la receta.

INGREDIENTES: (4 pers)

- 1 cazo de arroz por persona, de esos que usamos para cocinar.
- 2 cazos de caldo de pescado por cada cazo de arros
- unos cuantos mejillones, unas cuantas gambas, unas pocas almejas... o en su defecto un paquete de esos de preparado de marisco para arroz.
- 1 cabeza de ajos.
- piñones
- perejil.
-2 cucharaditas de pimentón dulce.
- Azafrán o si no tenemos (que es caro, carísimo) colorante alimenticio a ojo.
- Sal al gusto.
- 1cazuela de barro
- Para el caldo de pescado: 1 patata, 1 cebolla, 1 trozo de merluza, 1 hueso de rape, 1 calamar y algún otro resto de pescado que tengáis por casa (¡Cocina de aprovechamiento, chic@s!)


MODO DE HACER:

En primer lugar, preparamos el caldo. Para ello lo que yo hago es poner a hervir algo más de 1l. de agua con la patata, la cebolla, la merluza, el rape, el calamar y si tenéis algún resto de pescado que os haya sobrado, añadidlo también y lo saláis al gusto. En el caso de la foto, añadí algo de verdura también. 4 ó 5 judías verdes, un puñadito de guisantes y un par de trozos de pimiento morrón. Esto es completamente opcional. Normalmente prefiero la versión sin verdura.



 Mientras esperamos a que se haga el caldo, podemos sofreir el marisco (mejillones, almejas, gambas y si queréis añadir algo más, adelante, en cocina es bueno ir probando)
Una vez sofrito, se reserva el marisco y el aceite utilizado se echa en la cazuela de barro que usaremos para el horno. Añadimos a la cazuela 1 cazo de arroz por persona, los piñones, el azafrán o colorante, el pimentón dulce, sal al gusto y se revuelve bien hasta que esté todo mezclado y el arroz quede bien empapado. Ahora a esperar que termine el caldo de pescado.




Si sois unos ansias como yo o no tenéis tiempo de pararos a hacer un caldo, aceptamos caldo de pescado de supermercado ya hecho como animal acuático, no seamos tiquismiquis. En ese caso, lo ponemos a calentar y le añadimos un sopicubo de caldo de pescado.

Una vez listo el caldo, apartamos el pescado utilizado y lo reservamos junto con el marisco. Menos las raspas y las cabezas, que eso no se come y os estoy viendo venir. Raspas, caca.

Mientras está caliente el caldito, se van añadiendo 2 cazos de caldo por cada cazo de arroz que hayáis puesto. En resúmen y para que esté más clarito: 1cazo arroz = 2 cazos caldo, matemática básica.
Añadimos también la cabeza de ajo tal cual, cruda y sin pelar pero muy bien lavadita, no seamos guarretes.

Trucazo: Usad una cazuela más ancha que alta, para que tenga poco fondo de arroz. Así queda mucho mejor que el arroz que pones en una cazuela más pequeña y con más fondo, que así se amontona y no queda igual de bien.
Otro trucazo es que intentéis dejar la superficie del arroz lo más plana posible, nada de que queden montoncitos de arroz que insisto que queda peor.

Una vez hecho esto, metemos la cazuela en el horno, previamente calentado, a 200º-210º, unos 30 ó 45 min, depende de cada horno. Id vigilando el arroz para que se vaya secando bien y no quede ni duro ni esclatado.
Cuando le falte para acabar unos 5 o 10 minutos, abrimos el horno y añadimos por encima del arroz el marisco y el pescado que habíamos reservado. Subimos la temperatura al máximo y esperamos que termine, así nos aseguramos de que el arroz quede sueltito y conseguimos que quede socarrat (otra expresión valenciana, que significa tostado)  por debajo. Esto es lo más rico de todo, habrá tortas por el socarrat. Y cómo sabemos que el arroz queda socarrat, os preguntaréis. Pues bien, almas de cántaro, bonitos míos, si os fijáis en los bordes del arroz veréis que se queda marroncito.

¡Y listo! Ya tenemos un riquísimo arroz al horno de pescadito. Como véis en la imágen, se puede apreciar ese bordecito tostado del que hablamos.


Y esto es todo, @PapaBichoRaro, espero que te haya gustado y en tu caso, ya sabes... ¡Ni sal ni sopicubo!
Pero saldrá buenísimo igual.
Como siempre os digo, me encantaría saber qué os ha parecido la receta,si  la habéis probado y si os gusta, que ya sabéis que podéis comentar lo que queráis en éste y otros post.

¡Nos vemos en la siguiente historia!¡Abrazo fuerte de oso!

19/7/16

Hoy para comer tenemos: Ensalada de naranja y bacalao



¡Bienvenidos, Habitantes de La Madriguera!

Tengo que agradeceros la buenísima acogida que ha tenido la sección nueva, ya me iréis contando qué tal os ha salido la receta y si os ha gustado.
Y como ha tenido esta acogida vamos a celebrarlo (que me gusta a mi una jarana, oye) con receta nueva. Tantantantaaantataaaaantantataaaaaaan (hoy celebramos con música de Star Wars que también mola mucho)
Así pues en Hoy para comer tenemos: ensalada de naranja y bacalao.
Es un plato típico cordobés (seguro que @TdeNaranja la conoce ) muy fresquito y bastante económico, además de ser sencillísimo.
Una vez que lo probéis, seguro que no faltará nunca en vuestros platos veraniegos y si cuando tienes visitas,  lo haces, quedas estupendamente. Vamos, que seguro que esos amigos ya los tienes de invitados fijos cuando de menú toque este plato.
Pero bueno, vamos a dejarnos de tanto rollo y pongámonos manos a la obra, o a la ensalada en este caso.

INGREDIENTES: (Para 5 ó 6 pers. según el hambre que tengan)

- 8 naranjas.
- 250 grs de bacalao desalado
- 1 cebolla grande
- Sal
- Aceite
- Vinagre

MODO DE HACER:

Para esta ensalada, vamos a hacer primero una vinagreta con la cebolla, sal, aceite y vinagre. Para ello, pelamos la cebolla y la picamos muy muy fina (¡ala! a "jartarnos" de llorar un ratito) En mi casa utilizamos un picador de esos de toda la vida, que la deja estupendamente.
Una vez que la tengamos bien picadita la ponemos en un bol y le añadimos la sal, el aceite y el vinagre sin medida, hasta que tenga el toque que queráis. Y lo dejamos aparte para que el sabor de la cebolla vaya perdiendo fuerza y se mezcle bien con el resto de ingredientes.
Os tiene que quedar algo así:


Un trucazo: cuando cortemos las naranjas, soltarán zumo. Probad a añadirle un poco a la vinagreta (un poco ¿eh? No os paséis que os conozco, exagerados) veréis que toque le da.

Ahora empezamos a pelar las naranjas bien peladitas y quitándoles la mayor parte posible de lo blanco, que amarga bastante, y las cortamos.
Tenemos dos opciones:
O bien las cortamos en rodajas (como la piña enlatada) y luego cortamos las rodajas en unos cinco trozos, más o menos.
O bien las cortamos longitudinalmente y luego las troceamos. A mi hoy me ha dado por hacerlas así.



Y las dejamos cortaditas en una ensaladera. Ahora, empezamos con el bacalao. Ya sabéis que lo podemos encontrar salado o desalado. Para esta ensalada es mejor desalado, si no os quedará fuerte de sabor.


Cogemos los trozos de bacalao, los añadimos en hebras a la ensaladera con la naranja y mezclamos, os quedará algo así:





Agregamos la vinagreta, remezclamos y un ratito a la nevera para que esté fresquita. ¡Ñam!

Y lista, ya la podéis servir y a ponerse como el kiko. Como véis es un plato sanote, sencillísimo y resultón.
Os diré que a mi topita le encanta, aunque siempre le ha gustado la fruta y el pescado. Probadla con vuestros peques a ver qué tal.

Y esto es todo. Como siempre os digo, me encantaría saber qué os ha parecido la receta,si  la habéis probado y si os gusta, que ya sabéis que podéis comentar lo que queráis en éste y otros post.

¡Nos vemos en la siguiente historia!¡Abrazo fuerte de oso!

15/7/16

La historia de un elfo bajito




¡Bienvenidos de nuevo, Habitantes de La Madriguera! 

  Hoy vuelvo a traeros una entrada literaria, en este caso un cuento nuevo de mi propia cosecha. Como no puede ser de otra manera, un poco de mi yo friki sale en la historia, ya lo veréis.
  El cuento nos habla de cómo no hay sueños demasiado grandes ni personas demasiado pequeñas. En algún momento puede sonarnos la flauta, el caso es no desesperar y mantener la ilusión, ¿no?
  Como siempre os digo, de los cuentos se puede sacar todo lo que queráis, pero como no quiero enrollarme mucho, no os lío más.

  ¡Adelante con la historia, que la disfrutéis! 
 

La historia de un elfo bajito


  "Érase una vez, en un país muy pequeñito del que ya nadie se acuerda, vivía un elfo corto de estatura pero de gran corazón.
  Corrían tiempos oscuros en los que grandes monstruos y crueles dragones campaban a sus anchas, atemorizando a la población.
 Los elfos salían a cazar tantos engendros como podían, pero ninguno quería llevar a nuestro pequeño amigo y nadie contaba con él por ser bajito y además muy torpón.
  Siempre andaba tropezándose y hacía tanto ruido que seguro que si lo llevaban de caza, los monstruos los oirían llegar a kilómetros.
   Así que siempre lo dejaban atrás, triste y compungido. A pesar de todo, él ayudaba en todo lo que podía y practicaba la lucha contra los monstruos con su espadita de madera, siempre que tenía un rato libre y por mucho que se burlaran de él.
   Un día, caminando por los alrededores, el pequeño elfo tropezó casualmente, como era su costumbre, con una hermosa espada de acero de verdad, mordida por el paso del tiempo.
  Nuestro amiguito se enfrentaba a un gran dilema: ¿pasaría de largo o se la llevaría con él?
   ¡Siempre había soñado con ser un gran guerrero a lomos de un bonito corcel, cual alegre rohirrin en los verdes campos de la Tierra Media!

   Y cuando más concentrado estaba, notó un fuerte golpe en la frente. La espada había saltado mágicamente a sus brazos, tropezando por el camino con su cabeza. ¡Estaban hechos el uno para el otro!

   Sin creerse su buena fortuna y deseando poner en práctica sus peculiares habilidades, siguió caminando sin rumbo fijo, perdido en sus pensamientos hasta que se encontró, de repente, en medio de una grotesca escena. Dos orcos se peleaban con un enorme dragón por medio muslo de pollo. Y es que con tanta concentración de engendros, la comida escaseaba un poco.

  En el mismo instante en que lo olieron, los orcos y el dragón se quedaron  mirándolo fijamente, muy esperanzados.

  ¡Caracoles! Se acababa de convertir en la cena, pensaba muerto de miedo. 
  En esos momentos de pánico volvió a sentir el ya familiar golpe en la frente y con fuertes tirones, su mano empezó a dar espadazos a diestro y siniestro, mientas sus rodillas peladas y doloridas de ser arrastrado por los suelos anegaban sus ojos de lágrimas, no dejándole ver nada.

  Tras lo que a él y a sus rodillas les pareció una eternidad, todo cesó y por fin pudo abrir los ojos. Imaginaos su alegría al comprobar que el dragón yacía de espaldas y los orcos también habían estirado la pata.

  La noticia de que nuestro pequeño elfo había acabado él solito con el dragón más malvado de todos y dos de sus feroces secuaces corrió como la pólvora, convirtiendo a nuestro amigo en un gran héroe del que ya nadie más se burlaría.

  Y desde entonces el pequeño elfo tropieza orgulloso, agarrando fuertemente su cinturón del que pende suuu tessoooooroooo.

  Y colorín, colorado este cuento se ha terminado."

  Y esto se acaba. Espero que os haya gustado el cuento y se lo contéis a vuestros peques. 
  Si queréis ya sabéis que podéis comentar ésta y todas las entradas que me encanta leeros.
 Nos vemos en la siguiente historia. ¡Abrazo fuerte de oso!

14/7/16

Hoy para comer tenemos: Tallarines de Calabacín a la Carbonara



¡Bienvenidos de nuevo Habitantes de La Madriguera!

Hoy, tras un tiempo de parón por cuestiones varias, volvemos una nueva y flamante sección, tantatataaaaaaaan (con música de Indiana Jones, que mola mucho): "Hoy para comer tenemos"
Y estrenamos la sección con una receta sencilla aunque de aparente elaboración complicada (así, por todo lo alto, sin miedo) a petición de @esconditedemama, bloguera molona donde las haya, que se quedó prendada en cuanto vió la foto del pecado.

Así que, sin más dilación, hoy para comer tenemos: Tallarines de Calabacín a la Carbonara (pero la de verdad, ¿eh? Que conste)

No recuerdo de dónde saqué la receta (me encanta recopilar recetas variopintas de aquí y de distintas culturas gastronómicas) pero bueno, aquí va:

INGREDIENTES: (4 pers)

- 4 calabacines grandes
- 200 gr de bacon
- 2 yemas y 2 huevos enteros
- 150 gr de queso rallado (o al gusto si sois muy queseros, yo suelo echarle más)
- Sal y pimienta al gusto
- Queso en polvo y/o rallado para decorar

MODO DE HACER:

Antes de nada, pelamos bien los calabacines y con un pelador, vamos sacando láminas de la longitud del calabacín (y aquí está la trampa, os vais a "jartar" de hacer láminas) como si fueran cintas o tallarines de pasta (llegará un momento en que saldrán más cortas, no pasa nada, no vamos a ponernos tiquismiquis)
Según las vayamos haciendo, las echaremos en un bol con agua hasta la siguiente elaboración, así los dejamos limpitos del "caldipuchi" que suelta el calabacín, que más pringoso no puede ser el pobre.


 Muy importante: no debemos llegar a la zona de las pepitas, así que en principio no utilizamos todo el calabacín. Yo os recomiendo que guardéis lo que sobra para hacer una tortilla o una crema, por ejemplo. ¡Tiremos de cocina de aprovechamiento!

Una vez que tengamos hechas todas las cintas (200 horas después, más o menos) las escaldamos en agua hirviendo durante 2 minutos. Después de ese tiempo, las refrescamos rápidamente en agua fría para cortar la cocción y las dejamos escurriendo. Echadle ahora algo de sal que si no os van a quedar sosos, sosos, tipo comida de hospital.
Es importante que queden bien escurridas porque si no luego la carbonara quedará aguada y no sabéis que asquito daría.

Mientras escurren, preparamos la salsa carbonara.
En un bol batimos bien  las 2 yemas, los 2 huevos enteros y añadimos el queso. Salpimentamos al gusto y ya la tenemos lista para añadirla a la pasta (este paso es como Speedy González) Reservamos.

Empecemos con el bacon, lo cortamos en trocitos (en caso de que venga en tiras enteras, así que si lo tenéis en dados, mejor que mejor) lo salteamos hasta que quede bien doradito y haya soltado la grasa. Entonces aprovechamos y salteamos las cintas de calabacín (bien escurriditas) Después de un par de vueltas, añadimos nuestra salsa carbonara, le damos una vuelta y apagamos el fuego.

¡Listo! Ya podemos servirlos y decorarlos con el queso y a quedar fetén, pues es un plato resultón y sano.
Además, para los peques a los que no les haga mucha gracia el calabacín, es otra forma de servirlo y que se lo coman con otro humor.

Y esto es todo. Me encantaría saber qué os parece la receta y si la probáis cómo os ha quedado y si os gusta. Ya sabéis que podéis comentar lo que queráis en éste y otros post, que me encanta leeros.

¡Nos vemos en la siguiente historia!¡Abrazo fuerte de oso!