¡Bienvenidos de nuevo, Habitantes de La Madriguera!
Esta semana nos unimos de nuevo a la iniciativa de @papasblogueros #ETDLS o lo que viene siendo, el tema de la semana.
En esta ocasión reflexionamos sobre las diferencias entre nuestras infancias y la de nuestros peques. Que haberlas haylas... Y bastantes. Aunque supongo que las iremos viendo por el camino con nuestros 2 peques de 5 y de 1 año y 10 meses, respectivamente.
Por lo pronto tienen acceso a mil millones de dispositivos electrónicos (disimulemos, que no se ha notado nada la exageración cordobesa) que nosotros no teníamos. Ahora, entre los móviles, las tablets, los ordenadores, consolas y demás, la mayoría de los niños creo que ni se acuerdan de cómo jugar a otras cosas.
Nosotros si pillábamos una de esas maquinitas de matar marcianos o cualquier otra del estilo, ya éramos los más guays del universo.
Por lo pronto tienen acceso a mil millones de dispositivos electrónicos (disimulemos, que no se ha notado nada la exageración cordobesa) que nosotros no teníamos. Ahora, entre los móviles, las tablets, los ordenadores, consolas y demás, la mayoría de los niños creo que ni se acuerdan de cómo jugar a otras cosas.
Nosotros si pillábamos una de esas maquinitas de matar marcianos o cualquier otra del estilo, ya éramos los más guays del universo.
Y si queríamos marcha tecnológica, íbamos a los recreativos, después de suplicar muchísimo a nuestra señora madre para que nos dejara ir y encima nos subvencionara la juerga.
Pero claro, eso es cosa de más mayores, no de 5 años, así que vamos a dejarnos de nostalgias de viejunos y a lo que íbamos.
Con 5 añitos mi niña es una fan de póster y de carpeta de los Pin y Pon (a parte de Frozen, claro) igualita que su madre. La única diferencia entre los de antes y los de ahora es muy evidente.
¿Os acordáis de los de nuestra época?
Ahora son mucho más sofisticados, dónde va a parar.
Y como os decía, nacen con una tablet debajo del brazo, así que las manejan mejor que nosotros antes siquiera de decir mamá o papá.
¡Ah! Y la tele. Ese tema de por sí da para un maxi post, pero por ahora nos centraremos en los horarios. En nuestra época sí que existía eso del horario infantil y había que esperarse a ver nuestros programas favoritos como La Bola de Cristal, que molaba mucho o El planeta imaginario que molaba aún más si cabe, entre otros.
Pero bueno, vamos a dejarlo aquí que, releyéndolo, más que un micropost sobre las diferencias de la infancia, esto parece una oda a los ochenta, por otro lado, la época más molona y "más mejor" de todas (no se nota nada que es cuando nací, ¿eh?)
Y nada más que contar por ahora. ¡A ver qué sorpresas nos depara el próximo tema de la semana!
Gracias por echar un ratito en La Madriguera leyendo estos desvaríos y sentíos libres de comentar lo que queráis a ver qué diferencias encontráis vosotros.
¡Nos vemos en la siguiente historia! ¡Abrazo fuerte de oso!