¡Bienvenidos Habitantes de La Madriguera!
Hoy estoy muy contenta y
muy nerviosa porque: ¡inauguramos Blog! (música de celebración y
confeti, ¡por favor!)
Para estrenarnos vamos a
contar un cuento que me encantaba de pequeña. A mi topita la mayor
también le gusta mucho y se lo sabe casi entero. Seguro que muchos de
vosotros lo habéis leído u oído. Que yo sepa, es un cuento popular y no
sé si tiene autor conocido, así que si alguno lo conocéis y sabéis quién
es su autor, sentíos libres de compartir vuestro conocimiento con
nosotros, por favor.
Yo lo
recuerdo con cariño y entre risas porque siempre me pareció divertido y
un poco trabalenguas. Hoy día igual lo tacharíamos de "políticamente
incorrecto" aunque desde mi punto de vista es un excelente ejercicio de
memoria para los peques y qué queréis que os diga, me encanta que la
protagonista sea una abuelita que se busca la vida con lo que tiene a
mano. Te podrán gustar más o menos sus métodos, pero desde luego se
basta y se sobra ella solita. ¡Hay vida ahí fuera además de las
princesas y de Frozen! (¡Bien!)
Además en cualquier caso
siempre es bueno hacer funcionar las cabecitas de nuestros enanos y
podemos aprovechar este cuento para que imaginen qué harían ellos si se
encontraran en la situación de la abuelita y, de lo que ella hace, qué
es lo que les gusta o no e intenten defenderlo o rebatirlo. Sí, sí,
¡desde pequeñitos y con las capacidades que tienen en cada etapa! Así
aprenderán siempre a razonar y debatir una toma de decisión o un punto
de vista, por ejemplo.
No os hago esperar más así que ¡adelante con el cuento!:
Érase una vez una Abuelita y
su Cerdo que volvían a su casa del mercado, pero por el camino se
encontraron una valla y la Abuelita dijo: "Cerdo, Cerdo, por favor,
salta la valla para que lleguemos pronto a casa."
Pero el Cerdo le contestó: "No, no, no, no, no"
Así que la Abuelita, en vez de
enfadarse, le dijo: "Pues volveremos por el camino a ver qué encuentro
para que te obligue a saltar la valla."
Y andando,andando se encontraron con
un Perro y le dijo: "Perro, Perro, por favor, muerde a mi Cerdo que no
quiere saltar la valla para que lleguemos pronto a casa."
Pero el Perro le contestó: "No quiero, no quiero."
Entonces la Abuelita, que no se
enfadó, dijo: "Pues volveremos por el camino a ver qué encuentro para
que te obligue."
Y andando, andando se encontraron
con un Palo al que le dijo: "Palo, Palo, por favor, pega al Perro, que
el Perro no quiere morder al Cerdo, que el Cerdo no quiere saltar la
valla para que lleguemos pronto a casa."
Pero el Palo le contestó: "No, no, no, no, no."
Esta vez la Abuelita tampoco se
enfadó y le dijo: "Pues volveremos por el camino a ver qué encuentro
para que te obligue."
Y andando, andando se encontraron
con un Fuego y le dijo: "Fuego, Fuego, por favor, quema al Palo, que el
Palo no quiere pegar al Perro, que el Perro no quiere morder al Cerdo,
que el Cerdo no quiere saltar la valla para que lleguemos pronto a
casa."
Pero el Fuego le contestó: "No quiero, no quiero."
La Abuelita no se enfadó y le dijo:
"Pues volveremos por el camino a ver qué encuentro para que te obligue."
Y andando, andando se encontraron
con un cubo de Agua y le dijo: "¡Agua, Agua, por favor, apaga el Fuego,
que el Fuego no quiere quemar al Palo, que el Palo no quiere pegar al
Perro, que el Perro no quiere morder al Cerdo, que el Cerdo no quiere
saltar la valla para que lleguemos pronto a casa."
Pero el Agua le contestó: "No, no,
no, no."
Así que la Abuelita, que no se
enfadó, le dijo: "Pues volveremos por el camino a ver qué encuentro para
que te obligue."
Y andando, andando, se encontraron
con una Oveja y le dijo: "Oveja, Oveja, por favor, bébete el Agua, que
el Agua no quiere apagar el Fuego, que el Fuego no quiere quemar al
Palo, que el Palo no quiere pegar al Perro, que el Perro no quiere
morder al Cerdo, que el Cerdo no quiere saltar la valla para que
lleguemos pronto a casa."
Pero la Oveja le contestó: "No quiero, no quiero."
Entonces la Abuelita no se enfadó y
le dijo: "Pues volveremos por el camino a ver qué encuentro para que te
obligue."
Y andando, andando se encontraron
con un Carnicero y le dijo: "Carnicero, Carnicero, por favor, mata la
Oveja, que la Oveja no quiere beberse el Agua, que el Agua no quiere
apagar el Fuego, que el Fuego no quiere quemar al Palo, que el Palo no
quiere pegar al Perro que el Perro no quiere morder al Cerdo, que el
Cerdo no quiere saltar la valla para que lleguemos pronto a casa.
Y el Carnicero le contestó: "¡Ahora mismo voy!"
Pero la Oveja entonces le dijo: "¡Ay, no, no que yo me beberé el Agua!"
Y el Agua contestó: "¡Ay, no, no que yo apagaré el Fuego!"
Pero el Fuego entonces dijo: "¡Ay, no, no que yo quemaré al Palo!".
Y el Palo contestó: "¡Ay, no, no que yo pegaré al Perro!".
Pero el Perro entonces dijo: "¡Ay no, no que yo morderé al Cerdo!".
Y el Cerdo contestó: "¡Ay, no, no que yo saltaré la valla!."
Así el Cerdo saltó la valla y él y la Abuelita llegaron pronto a casa.
Y colorín , colorado, este cuento se ha acabado.
Y esto se acaba. Muchas gracias por tomaros un ratito para leerme.
Si os ha gustado la historia sentíos
libres de compartirla con el mundo y entonces ya será cuando muera de
amor.
¡Hasta la próxima Historia, Habitantes de La Madriguera! ¡Abrazo fuerte de oso!
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